El proceso de añadir nueva información genética a una especie es lo suficientemente costoso como para que únicamente se realice la modificación buscada y ésta será la única característica que distinga del resto de la especie; no se añade nada más.
De todos modos, para que se apruebe la incorporación de los transgénicos a la Industria Alimentaria, éstos deben pasar por numerosos controles de seguridad que están regulados por el Parlamento Europeo.
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